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BRASIL: Partidarios de Bolsonaro invaden las sedes de los tres poderes en manifestación contra Lula

Centenares de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro han asaltado este domingo durante varias horas la sede del Congreso Nacional en una manifestación que pedía un golpe militar para apartar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva de la presidencia del país.

Los bolsonaristas radicales también han atacado y asaltado el Palacio del Planalto, sede del poder ejecutivo, y el edificio del Tribunal Supremo. Los tres objetivos de los radicales se encuentran en la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, la capital del país.

El ataque se produce dos años después del asalto al Capitolio en EEUU por seguidores de Donald Trump. La policía federal ha intervenido en la plaza lanzando gases lacrimógenos desde helicópteros para dispersar a los manifestantes y decenas de agentes antidisturbios han entrado en los edificios asaltados y han logrado expulsar a los radicales. Por el momento las autoridades han detenido 300 personas, según ha informado la Policía Civil de Brasilia.

El gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, ha sido apartado de su cargo por 90 días por un juez del Tribunal Supremo de Brasil. La decisión fue tomada por el magistrado Alexandre De Moraes, que también ha ordenado a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado actuar para liberar cualquier tipo de vía o edificio público ocupado por partidarios de Bolsonaro.

El presidente Lula da Silva ya había firmado un decreto este domingo ordenando la intervención de las fuerzas estatales en la capital, lo que significa que las fuerzas de seguridad del Gobierno central pueden intervenir en la seguridad de todo el distrito federal, que normalmente está bajo el mando de la policía de Brasilia. “Pagarán con la fuerza de la ley”, ha dicho el mandatario.

De Moraes, que atendió una petición de aliados de Lula, ha dicho que “la escalada violenta” contra la sede de los tres poderes “solo podía ocurrir con la anuencia, y hasta la participación efectiva,” de las autoridades competentes por la seguridad pública e inteligencia. Y ha añadido que la organización de esos actos golpistas era un “hecho notorio y sabido, que fue divulgado por la prensa brasileña”.

“Es preciso que esta gente sea castigada de manera ejemplar. Esto nunca había pasado ni en el auge de la llamada lucha armada de este país ni en ninguna de las disputas de los poderes del Estado”, ha dicho Lula. “Voy a volver a Brasilia a visitar los tres palacios y vamos a intentar descubrir quién ha financiado todo esto. Investigaremos también si alguien del Gobierno federal está metido en esto. Todo el mundo sabe que hay discursos del expresidente Bolsonaro estimulando lo ocurrido y él es responsable”, ha añadido el presidente, que también ha criticado la actuación policial: “La policía no ha hecho nada. Solo ha dejado pasar a los manifestantes”.

El grupo, que defiende tesis golpistas, superó una barrera policial y subió la rampa que da acceso al techo de los edificios de la Cámara de los Diputados y del Senado. Según medios brasileños, los manifestantes entraron en el Congreso sobre las 14:40 horas de este domingo y accedieron hasta el interior de la cámara de los diputados. Después se dirigieron al Palacio del Planalto, la sede del poder ejecutivo​ del Gobierno Federal brasileño y al Tribunal Supremo, cuyas ventanas están rotas por los ataques de los radicales, que también han destrozado el mobiliario, piezas de arte y han robado algunos objetos del interior de los edificios. La presidenta del Supremo ha calificado de “terroristas” a los asaltantes. El magistrado De Moraes ha asegurado que “el poder judicial no fallará a Brasil”.

Una conspiración alimentada por Bolsonaro

Los asaltantes llevaban pancartas con el lema: “Queremos el código fuente”. Se trata de una referencia a la programación de las máquinas de recuento de votos, ya que creen, sin ninguna prueba, que se ha producido un fraude electoral. Bolsonaro ha alimentado esta teoría de la conspiración durante meses y de hecho intentó revocar los resultados electorales con un recurso ante el Tribunal Superior Electoral, que acabó multando al partido del expresidente con 4,2 millones de dólares.

Centenares de bolsonaristas radicales llevan acampados frente al Cuartel General del Ejército, en Brasilia, desde el día posterior a las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó a Bolsonaro. Los campamentos de los bolsonaristas radicales, que se han multiplicado en ciudades de todo el país, comenzaron a ser desmontados el viernes en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, donde ocurrieron algunos disturbios. Lula ganó en la segunda vuelta electoral del 30 de octubre con el 50,9% de los votos válidos frente al 49,1% de Bolsonaro.

Según el periódico brasileño O Globo, los bolsonaristas radicales han utilizado códigos en sus comunicaciones para convocar estar protestas y ocultar sus objetivos a las autoridades.

 

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